Dra. Marieta Montalvo dermatóloga en Quito

En mi consulta, una de las preguntas más frecuentes que recibo es: ¿si yo me lavo la cara todos los días, igual necesito hacerme limpiezas faciales?”

Y mi respuesta siempre es la misma:

Me gusta explicarlo con un ejemplo muy simple que suelo compartir con mis pacientes:

Imagina que tienes una buena rutina de higiene oral. Te cepillas los dientes tres veces al día, usas una buena crema dental, cambias de cepillo cada tres meses, e incluso haces enjuagues. Aun así, sabes que necesitas ir al odontólogo cada cierto tiempo para una limpieza profesional, ¿verdad?

Porque por más buena que sea tu rutina en casa, el especialista siempre llega a esos rincones que tú no puedes alcanzar, y además puede detectar a tiempo cualquier problema que esté comenzando.

Con tu piel ocurre exactamente lo mismo.

¿Qué es una limpieza facial dermatológica?

No se trata solo de “quitar puntos negros”. Una limpieza facial profesional es un procedimiento médico-estético no invasivo, realizado con productos y técnicas adaptadas a tu tipo de piel que busca remover impurezas, células muertas, exceso de sebo, residuos de maquillaje, contaminación y comedones (puntos negros y blancos), todo sin dañar la barrera cutánea.

Las limpiezas están diseñadas para respetar y cuidar tu piel, con seguridad, profesionalismo y una evaluación integral que solo un dermatólogo puede ofrecerte.

Cada sesión es adaptada a tu tipo de piel (seca, grasa, mixta, sensible, con acné, rosácea, etc.) y a lo que tu piel necesita en ese momento. En mi consultorio, por ejemplo, usamos técnicas suaves pero efectivas, y siempre priorizamos la higiene, la hidratación y la bioseguridad.

Beneficios reales que vas a notar

  • Piel más limpia y luminosa
  • Poros menos visibles y menos obstrucciones
  • Prevención de brotes de acné
  • Mejor absorción de tus productos dermatológicos
  • Estimulación de la renovación celular
  • Una sensación inmediata de frescura y bienestar

Incluso si tu piel no presenta lesiones visibles, las limpiezas periódicas ayudan a prevenir problemas futuros. Y si ya estás en tratamiento por acné, manchas o envejecimiento, una limpieza bien realizada potencia los resultados.

¿Y si ya me limpio la cara en casa?

¡Excelente! Eso es fundamental y lo felicito.
Pero una limpieza diaria casera jamás reemplaza una limpieza profesional. Así como no dejamos de ir al dentista por lavarnos los dientes, no deberíamos dejar de visitar al dermatólogo para cuidar profundamente la piel.

Con el tiempo, pequeñas impurezas, residuos de productos o grasa acumulada pueden obstruir tus poros y dar paso a imperfecciones, incluso cuando no se ven a simple vista.

¿Con qué frecuencia debo hacerme una?

Depende de tu tipo de piel y tus necesidades específicas, pero en general, una limpieza facial cada 4 a 6 semanas es una excelente forma de mantener tu piel saludable. 

Y si estás en tratamiento dermatológico (por acné, manchas, envejecimiento, etc.), una limpieza periódica optimiza los resultados.

Sin embargo, hay casos específicos en los que podemos hacer ajustes y combinar con otros procedimientos dermatológicos.

Cuidar tu piel no es vanidad, es bienestar, prevención y autoestima. Muchas veces, después de una limpieza, mis pacientes se miran al espejo con otros ojos. Y eso… también es salud.

¿Y en casa?

La limpieza profesional no reemplaza tu rutina diaria, pero la complementa de manera estratégica. Por eso, siempre te recomiendo:

  • Limpiar tu rostro mañana y noche
  • Usar productos dermatológicamente recomendados.
  • Evitar tocar tu cara con las manos sucias
  • No automedicarte ni usar “remedios caseros” sin indicación

Un detalle importante: no todas las limpiezas son iguales

Hay muchas ofertas de “limpiezas faciales” en redes sociales o centros estéticos, pero no todas son seguras ni están adaptadas a la piel de cada persona.
Lo más importante es que tu piel sea evaluada por un dermatólogo, para asegurarte de que el procedimiento sea el indicado, con productos certificados, técnicas seguras y un seguimiento personalizado.

En resumen…

  1. Tener una rutina en casa es indispensable.
  2. Pero acompañarla con una limpieza profesional es lo que marca la diferencia.
  3. Porque cuidar tu piel no es una moda, es una forma de prevenir, sanar y sentirte bien contigo misma.

¿Lista para regalarle a tu piel el cuidado que se merece?

Estoy aquí para acompañarte en cada paso. En cada limpieza, evaluamos tu piel con criterio médico, diseñamos un plan real y te enseñamos a cuidar tu piel desde el conocimiento, no desde la improvisación.

Tu piel habla de ti. Escúchala, cuídala y consiéntela con amor y ciencia.

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